Los huesos, de unos mil 300 años de antigüedad, indican la importancia social de un embajador maya, que en su infancia sufrió dolorosas afecciones y malnutrición.
Ciudad de México, 18 de marzo (RT).– El análisis de los restos óseos de un dignatario de la civilización maya hallados en un sepulcro de casi mil 300 años de antigüedad ha permitido reconstruir la vida del difunto a partir de las deformaciones de su cráneo e incrustaciones dentales.
Durante las excavaciones en la localidad de El Palmar, en el estado de Campeche, cerca de la frontera con Guatemala y Belice, los autores del trabajo descubrieron una escalinata adornada con jeroglíficos que antiguamente daba acceso a una plataforma para espectáculos ceremoniales.
Las inscripciones resultaron ser el testimonio del triunfo diplomático de Ajpach’ Waal, un ‘lakam’ o embajador abanderado encargado de portar el estandarte del gobernante local en las misiones diplomáticas a otras ciudades.
ÉXITO DIPLOMÁTICO
Los jeroglíficos revelaron que en junio de 726 d.C. Waal se encontró con el rey de Copán, que actualmente se corresponde con el departamento hondureño de Copán, a 500 kilómetros de distancia, y logró establecer una alianza entre ese gobernante y el rey de Calakmul, cerca del actual El Palmar.
Pese a no formar parte de la realeza, el emisario heredó tan importante cargo a través de su linaje paterno. Su elevado estatus social es confirmado por el hecho de haber ordenado la construcción de la plataforma, algo que solamente podían hacer personas de gran influencia.
SEPULCRO INTACTO
Los investigadores hallaron intacto el sepulcro con los restos óseos del hombre, que habría muerto entre los 35 y 50 años de edad, y que estaba oculto en una pequeña bóveda bajo el piso de un templo colindante con la plataforma.
Diversos análisis mediante técnicas de radiocarbono, estratigrafía y tipología cerámica, sitúan la fecha del entierro en torno al año 726, cuando fue construida también la escalinata. Asimismo, la ubicación de la bóveda sugiere que el difunto era el dueño del templo y la plataforma.
DOLOROSOS RITOS DE LA ÉLITE
Todos los dientes superiores frontales, incluidos ambos caninos, habían sido perforados para colocar implantes de jade y de pirita, un doloroso procedimiento que en la civilización maya se practicaba durante la pubertad y que simbolizaba la incorporación a la élite social.
Asimismo, el cráneo presenta un aplanamiento en la nuca, resultado del contacto prolongado con un objeto plano durante la infancia. Los mayas practicaban este tipo de modificación craneal, pues consideraban que tenía un efecto embellecedor.
ENFERMEDADES EN LA INFANCIA
Por otra parte, los científicos descubrieron en los huesos de sus extremidades superiores las marcas de periostitis, provocada bien por infecciones, traumas, escorbuto o raquitismo, y que le habría causado bastante dolor. Asimismo, el cráneo presentaba áreas porosas en los costados —fenómeno conocido como hiperostosis porótica—, lo que indica que Waal había sufrido malnutrición durante la infancia.
Además, se han identificado signos de artritis en sus manos, codo derecho, rodilla izquierda, tobillo izquierdo y ambos pies, que, probablemente, fueron consecuencia de sus largas caminatas sobre terrenos difíciles sosteniendo el estandarte sobre un mástil.
DECLIVE Y MUERTE
Por último, los expertos determinaron que Waal había perdido su canino derecho, que no le reimplantaron antes de su muerte, como se deduce de la calcificación de la cavidad.
Los investigadores consideran que el espacio en su dentadura debió ser un defecto sumamente llamativo a la hora de hablar o sonreír, lo que habría sido motivo de vergüenza para Waal, que para entonces sería ya un embajador poco útil que ya no disfrutaba de tanta influencia.
La inestabilidad política habría acabado de arruinar su carrera cuando, unos 10 años después de aquella exitosa alianza, los reyes de Calakmul y Copán fueron derrotados por sus rivales.
La ciudad siguió habitada algún tiempo después de la muerte de Waal, hasta que finalmente quedó abandonada y se convirtió en jungla.